Por fin he podido apartar a este gordo de la pantalla. Últimamente solo quiere escribir él, y cuando le intento quitar me ladra. Vosotros no lo habéis visto, pero bajo ese aspecto fofo hay espacio suficiente para que resuene un gruñido muy fuerte.
Como habéis podido imaginar, sí, después de tanta espera y entradas sin sentido que hacía mi hermano, hoy Siri vuelve a coger los mandos. Ya podéis estar felices.
Aunque hoy no tengo nada bueno que contar. No, no, no. Todo lo contrario. Quiero explicaros el mes tan malo que he tenido.