Me gusta que me abracen, me gusta
sentirme único. No es algo tan raro, ¿verdad?.
Por
todo lo que os he contado sé que puedo parecer un poco gruñón, pero la realidad
es que eso no es más que una fachada para protegerme del resto del mundo. En el
fondo soy todo amor… y para estar
tan hinchado debe haber bastante dentro de mí.
Para
los que todavía no os habéis dado cuenta, yo soy un bebote. ¿Y sabéis que es
lo que eso significa? Que tengo que ser
el primero en todo. Tengo que ser el ser más especial de esta casa, y
además, tienes que estar para mí cuando necesites mimos. Y te compensaré, te lo prometo. Cuando tú
estés mal, te aseguro que me pondré con la tripa bocarriba para que me
acaricies, o te traeré una pelota para que me la puedas lanzar.
Aquí
os voy a poner un ejemplo para que lo entendáis bien. Imagina que entras en el
salón y nos ves en el sofá a mí y a Siri. ¿Puedes
acariciarla a ella antes que a mí? ERROR. Yo soy el princeso, por lo tanto, primero me rascas, y cuando yo decida que
estoy satisfecho te acercas a ella. No te preocupes, que si no lo estoy te lo
haré saber perfectamente.
¿Otro
ejemplo? Imagínate que estás tú sentado en el sofá con Siri tirada encima de
ti. Entonces llego yo. ¿Qué es lo que tienes que hacer? Exacto, tienes que
quitarla de tu vera para que pueda ser yo el que se tumbe constantemente en
contacto contigo. Yo soy el bebote, es mi sitio.
Os
podría decir que esto tiene que ser así porque Siri tuvo desde que nació una
familia que la quería y que yo, por el contrario, fui abandonado y pegado,
hasta que mi nueva familia me adoptó. Pero no. La verdad es que de eso casi ni
me acuerdo ya. La única razón de que esto funcione así es porque yo soy el especial. Porque soy yo el
que se merece más los mimos, y sobre todo, ¡yo estuve antes! ¿Qué gatos es eso
de que venga alguien a usurpar mi lugar?
Antes
de que ella llegase todo eran abrazos. Todos los juguetes eran míos, y nadie
soñaba siquiera con quitarme un poquito de atención. Yo quiero seguir siendo único. Por eso cuando llego a tu lado y te
pido que me cojas y me acunes como a un bebé hazlo, por favor. Yo solo quiero
cariño. Si por la noche me subo a tu
cama abrázame esa noche. No te separes ni un segundo. Me lo merezco. Y tampoco
te preocupes por separarte sin querer de mi cuerpo, que ya te informaré al
momento.
Fuera
de casa quiero ser el más malo, quiero que me respeten, pero dentro, aquí solo
quiero vivir como un rey. Y si no me das
eso voy a llorar, voy a llorar y a lanzarme encima de ti a lamerte hasta
que no te quede más remedio que dármelo.
Y
hablando un poco de llorar. ¿Os he contado por qué cosas lloro a parte de
porque no me abracen cuando lo necesito? Solo en ocasiones en las que hay un
perro ahí, en mi rango de visión por la calle, y no me dejan ir a ladrarle.
¡Joer! ¡Yo solo quiero ladrarle!
¿Acaso pido tanto?
Así
que ya lo sabéis. A partir de ahora, si me veis venid a darme un abrazo, y si
además os veo mientras sacáis a pasear a vuestro perrito, acercaros los dos. Tú
me abrazas y a él me lo pones cerca para que pueda ladrarle.
Koko
Hola Koko y Siri!! (nótese que te saludé primero...) jajaja
ResponderEliminarSon demasiado bellos!! no hay más que decir.. todo un personaje el Koko.
Me gusta mucho estas entradas, vienen con cada cosa jajaja
Saludos!!
Eso es, que si no se enfadará jajajaja.
ResponderEliminarMe alegro de que te gusten. Un saludo Gaby.