sábado, 28 de marzo de 2015

Soy un perro

Chicos, tengo que contaros una cosa muy importante: «Soy un perro».

Sí, sé que muchos no os lo imaginabais, ni a mí mismo me pasaba. Pero la verdad es esa y tengo que aceptarla. No soy una persona. Soy un perro. 

Me ha costado dos años darme cuenta. Al principio me parecía raro que todo el mundo anduviese con solo dos patas cuando es demasiado incómodo. Es mucho más cómodo utilizar las cuatro.



Lo siguiente que me hizo dudar era el porqué de que todas las personas comiesen en una mesa y a mí me tocase siempre el suelo. Era muy extraño imaginarse la razón de que prefiriesen estar estrujándose la espalda en esas cosas que llaman sillas en vez de estar a ras de suelo. A mí me queda a la altura de la boca todo.

Por si no fuese todo esto poco, yo siempre salía atado con una correa a la calle. Hasta ahora pensaba que era yo quién ataba una cuerda a ellos. Tenía claro que era yo quién les sacaba a la calle. Pero ahora sé que el que iba a atado era yo. He vivido engañado mucho tiempo.

Lo que durante mucho tiempo me pareció un entrenamiento para cuando mi familia y yo decidiésemos tener una mascota parece ser que ha sido una gran nube que me he montado en mi cabeza. Siempre que salía con ellos íbamos a sitios con perros. A mí nunca me han gustado esos sitios. Prefiero estar tranquilamente con gente de mi especie… bueno, ahora no es mi especie, son humanos. Pero es que los perros son pesados y no me dejan en paz. 

Yo pensaba que íbamos a estos sitios solo porque dentro de poco teníamos pensado adoptar un perrito y así nos familiarizábamos con la gente. Es más, cuando llegó Siri estuve seguro de que estaba en lo cierto. Ahora parece que me han estado paseando a mí, que me sacaban a jugar a mí, y que no soy una persona…

Pero a mí siempre me ha gustado sentirme especial. ¿No soy único? ¿Soy uno más? Yo no quiero ser uno más.

Aunque ahora si me paro a pensar, me doy cuenta de que no soy uno más. Me han hecho sentirme especial todos los días desde que me conocen. Todos los días han sacado ratos para salir a jugar conmigo. Todos ellos han estado tumbados a mi lado cuando había frío y me han abrazado cuando tenía pesadillas. Cuando me mordieron y me lesionaron estuvieron pendientes de mí a todas horas.



Me dejan subir a dormir con ellos y se despiertan pronto los fines de semana para sacarme (y si un día se olvidan que soy especial y deciden quedarse durmiendo más rato, no os preocupéis que pronto les recuerdo lo único que soy llamando a su puerta).

Yo he encontrado a esas personas especiales que me quieren y me cuidan por cómo soy, no por lo que soy. A ellos únicamente les importa mi interior. Solo quieren quererme y que les quiera. 

No sé si soy único o hay muchos como yo, lo que sí que sé con certeza es que me hacen sentir así todos los días de mi vida.

¿Y vosotros ya habéis encontrado a quién os hace sentir como si fueseis lo más especial del mundo?


sábado, 21 de marzo de 2015

Cuando Koko conoció a Cone

¿Sabéis? Hoy venía raudo y dispuesto a contaros como conocí a mi hermanita, a Siri. Lo que pasa es que si tengo que hablar de hermanos hay uno que tiene preferencia. 



Fue mi primer hermano y era mayor que yo. A pesar de que era unas diez veces más grande que él nunca me tuvo miedo. Se acercaba, me olía e incluso, en muchas ocasiones, llegaba a chupar mi nariz cuando me ponía a olisquearle.

Él era Cone, y era un conejo. 

sábado, 14 de marzo de 2015

Vamos a la calle

Hoy, como todos los fines de semana, estaba esperando a que mi hermanito abriese los ojos. Porque los sábados y domingos él es quien primero se levanta y eso significa que nos vamos de paseo.

Pocas cosas me hacen levantarme más rápido que escuchar «Vamos Koko, a la calle». Es mi canto de sirena.



Como ayer volvió a casa más tarde de lo normal, hoy la llamada se hizo de rogar. Pero cuando la escuché estuve preparado. Me quite la manta de encima, salte del sofá y me estiré. Me desperecé y le esperé al lado de las escaleras. Pero mi hermanito hoy no me iba a sacar tan rápido. Estaba graciosete. Primero fue a la cocina y bebió un poco de agua. Después volvió a subir. Que si las llaves, la cartera, el móvil… aunque con la que estamos viviendo en el descampado el teléfono es necesario. Ya os contaré, pero hay gente que amenaza con matarme.

sábado, 7 de marzo de 2015

Hoy dormí con mi hermanito

¡Guau!

Hoy vengo indignado. Mi hermano me ha vuelto a engañar para que durmiese con él. Parece que no se quedó satisfecho con ir empujándome hasta que me subí a su cama el otro día que tuvo que ponerse ayer a hacer ruiditos con un plástico y gritarme «premio, premio» para que yo pensase que era una salchicha y tener que subir arriba.

Y es que encima, cuando subí no os creáis que apagó la luz. No. Lo que hizo fue ponerse a ver una serie de televisión. ¿Qué le ven las personas a esa pantalla de la que salen ruidos y sonidos? Si muchas veces son desagradables y sobre todo no se pueden comer. ¿Qué diversión tiene algo que no se puede masticar?