jueves, 10 de diciembre de 2015

[Siri] ¡Hola de nuevo!

«¡Aaggggh!». Me ha costado mucho, sangre sudor y lametones, pero por fin estoy aquí sentada de nuevo. ¿Me echabais de menos? Sé que sí, ¿qué ibais a hacer sin vuestra princesa?

¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que escribimos? ¿Dos meses? ¿Tres? Vale que El Gordo no haga nada, que para algo es un vago, ¿pero cómo he podido descuidaros yo? No os preocupéis más, que en seguida empezaréis a ver mis fotos, mi cara y mis patitas por aquí, porque hemos vuelto, y lo hacemos para quedarnos.





Aunque si os tengo que ser sincera, la verdadera razón por la que quiero volver a escribir aquí es porque es el único lugar donde recibo amor de verdad. Mi familia no me quiere. Lloro delante de sus puertas, les doy con la pata para que me acaricien y les llevo juguetes para que se entretengan y jueguen… me sacrifico con ellos, pero ni aun así soy su favorita. Todos le prefieren, sin excepción. ¡¿Pero habéis visto qué manera de llorar tiene?! Si es desagradable escucharlo, y no os creáis que porque vaya ladrando a los perros que se encuentra es un valiente, no, no, no. ¡Todo lo contrario! ¡Si llora hasta cuando no le das de comer! ¡Cuando uno de mis hermanos entra en casa y no le acaricia el primero también lo hace! JAJAJAJAJAJJA. ¿Cómo le podéis preferir? ¿Eh?

Pero no es solo mi familia. Últimamente están viniendo muchos amigos de mi hermanito a hacer cosas a casa y ellos también le prefieren. Que si Koko es precioso, que si tiene una barrigota que hay que acariciar, que si hace ruiditos cuando le tocas la cara… ¿y yo qué? ¡Yo NADA! ¡Encima que me gusta jugar! Si él ni siquiera se cree perro…

Sé que la entrada es corta, pero solo quería contaros que a partir de ahora me tendréis de nuevo por aquí.

Un lametón.


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