Puff, si yo os preguntase cuáles son los dos meses que menos me gustan del año, ¿cuáles diríais? No tengo ninguna duda. Son enero y mayo. En esos meses estoy de exámenes…
Bueno, si, soy un perro, cómo ya os dije hace unos días, pero eso no quiere decir que no esté recibiendo una formación al más alto nivel, o como si la estuviese teniendo, porque mi hermanito tiene la mala costumbre de subirme a su cama y hablarme cada vez que tiene que preparar un examen. ¿Os lo podéis imaginar?
Me he pasado todo el mes de enero pasado durmiendo al son de Derecho Penal, de Derecho Internacional Público, de Derechos Reales… ha sido una experiencia malísima.
Y yo le miraba eh, le miraba todo el rato. Le decía claramente con mis gruñidos que me quería ir. Me ponía delante de la puerta y la golpeaba con la pata. Y nada. Él no me hacía ni puñetero caso. Que si papeles por aquí, que si este tema no me sale, que si estoy cansado Koko… ¿Qué tú estás cansado? ¿Y yo? ¿Yo por qué tengo que aguantarte así? No tienes salchicha, no me acaricias… solo me estás dando ganas de dormir.
Y al final pasaba. Cerraba los ojos y me quedaba sopa. Aunque os mentiría si os dijese que todo era malo, porque para nada lo era. Entre tanta palabrería y términos que no me inspiraban nada caían abrazos, me rascaban la tripa, me tocaba mi cabecita… y me hablaba. Decía Koko muchas veces. Sobre todo cuando estudiaba Derecho Penal. Lo único hermanito, es que a veces lo pronunciabas mal. Se dice «Ko-ko», no «Do-lo». ¡Que a veces se te iban las palabras!
¡Mirad el lado bueno! A este paso, dentro de muy poco tiempo, estaré preparado para enfrentarme al examen de selectividad. Tengo muchas ganas de ir a la Universidad. A veces incluso sueño con ella. Y es que quiero comprobar si son ciertas todas esas leyendas que hay a su alrededor. Si es verdad lo que me han contado, ¡hay una cafetería con comida en cada edificio! ¡y algunos tienen incluso dos o tres! Ya entiendo porque mi hermanito va todos los días a ella. Si es que se lo tiene que pasar pipa.
Algún día. Por ahora sigo preparándome. Voy a ser el mejor perro abogado del mundo. Ya veréis. Algún día yo te defenderé, y solo te pediré salchichas y que me rasques la tripita. Si todas esas penas que mi hermano me contaba consistieran en premiar a la gente cuando actúa bien en lugar de solo castigarla el mundo sería un lugar mejor.
Vosotros los humanos seguid actuando como lo hacéis, que yo, mientras tanto, pienso seguir durmiendo en la cama de mi hermanito, lo haga bien o lo haga mal, porque no hay nadie que no se merezca que le quieran cuidar.
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