No sé cómo ha podido pasar esto… ¿y ahora qué hago? No, no, no… esto no me beneficia en absoluto. ¡He estropeado la rodilla de hermanito! Mírale, si anda dando saltos para que no le duela... Así no va a poder sacarme a la calle, ¿qué voy a hacer yo ahora? Necesito ayuda…
Ah claro, que vosotros no sabéis lo que ha pasado. Pues la historia es muy simple: a hermanito le soplas y le pasa algo. Es más pupas que yo, que ya es decir. Aunque si os digo la verdad, esta vez me siento un poco culpable. Fue con mi cabeza con lo que chocó su rodilla.